jueves, 19 de abril de 2012

Cantar no es gobernar un caudal aéreo o melódico. Es algo profuso y subterráneo. Caer en concavidades desconocidas y volver a la superficie con fuegos y metales, con picos y planicies, con savias y arenas.


Así cantan las abismales gargantas del indio, el africano y el asiático. Planeando tan alto y profundo entran en misteriosas guturaciones y convierten la voz en sustancia terrible, en llamado y revelación. Las guturaciones son el subsuelo del canto de donde salen los corcovos acompañados de quejidos, gritos, lamentos, arrastres, jadeos y trepidaciones. Mar de temblores que una garganta padece en el trance sonoro, cuando es organismo total, raíz y paredes, vida que se estremece. Canto comunitario, pero también de solistos que se desangran, dúos en lamentos de vidala o contrapuntos de mujer y hombre entreverados en el amor y el desprecio.


Leda Valladares, Cantando las raíces.

2 comentarios:

  1. "...convierten la voz en sustancia terrible, en llamado y revelación"
    quien pudiera decir así esas verdades
    que grosa Leda!
    abrazo Juli

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  2. No la conocía, pero veo que es precioso lo que escribe!!
    Beso Diego!
    Gracias!

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